En un homenaje a sus dos madres, su madre y la hermana gemela de su madre, “dos mujeres extraordinarias que hicieron de su condición de gemelas el sello definitivo de su existencia”, Alessandro Michele presentó su última colección en un desfile profundamente personal que representó todo para él y algo diferente para todos.
El desfile, marcado por un final que dejó al descubierto una segunda pasarela y la inesperada revelación de que, de hecho, 68 pares de gemelos o doppelgängers modelaron simultáneamente los atuendos de la última colección del director creativo, representó su eterna fascinación por lo doble. Aunque el concepto de ser gemelos puede evocar ideas de afinidad o semejanza, Alessandro Michele pretendía demostrar lo contrario: “Es la imposibilidad de lo perfectamente idéntico lo que alimenta la magia de los gemelos… Es el engaño de la similitud. El juego de la ilusión de una simetría agrietada”, indicó en sus notas sobre el desfile. “Como por arte de magia, la ropa se duplica. Parece perder su condición de singularidad”.
Los atuendos vistos primero en modelos individuales eran notablemente diferentes al verlos por segunda vez en un par de modelos que parecían ser idénticos, lo que obligaba a mirarlos con más atención. “Ante un doble, nos vemos obligados a ser más cuidadosos al momento de captar y nombrar las diferencias, incluso las más mínimas”. Y a partir de esta observación minuciosa, los detalles que salen a la luz actúan como ecos de colecciones pasadas y como trazos de colecciones futuras.
Un traje personalizado se convierte instantáneamente en un traje Gucci gracias a las ligas recortadas en los pantalones, la cintura ceñida con un cinturón con el logotipo de los años 90, las proporciones mixtas y las solapas con estampado Liberty. Una selección de atuendos rindió homenaje a las culturas cuyos elementos agregan profundidad y belleza a su narrativa. “Me fascina muchísimo la cultura china, que viene de un lugar que parece tan lejano, pero que también está tan conectado con Europa. Influyó en la cultura de Europa y cambió su perspectiva, lo que es un recordatorio de que somos más que uno, somos muchos”, señaló el director creativo.
Entre las reediciones de archivo, un pilar de las colecciones de Alessandro Michele, se encuentran un bolso de inspiración ecuestre presentado por primera vez en 1981, un accesorio de oso de peluche cubierto de cristales y, lo que se podría describir de manera literal y recordar con nostalgia, como una cadena G de los años 90, una criatura peluda llamada Gizmo del cine de los 80 y elementos gráficos de la antología de FUORI, una asociación y revista LGBTQ+ de los años 70 y 80 que representaba, y sigue representando hoy, la siempre importante batalla por la libertad.
Para los observadores meticulosos o entusiastas de la química, la parte trasera de una chaqueta de tweed llevaba la fórmula de la fotosíntesis de la clorofila, un proceso sin el cual no existiríamos. El tema de la naturaleza fluye en la colección con referencias al reino animal, tanto en los animados estampados de las botas, las medias, los guantes y los vestidos de lentejuelas, como en la gama de accesorios, desde las gafas con cristales hasta las joyas que adornan el rostro. Estos adornos hablan de ese instinto siempre natural de presentar otra versión de nosotros mismos, una que desea llamar la atención. En sus notas, Alessandro Michele afirma que el concepto de ser gemelos impone una descentralización; una inclinación hacia el otro. “Es un tema que trasciende la biología, mostrándonos el sentido de la copertenencia y hermandad que debe guiar nuestro viaje por este planeta”.
Vínculo copiado en el portapapeles.